25.2.06

Inercia

Dime si no fue inevitable que hoy nos encontremos perdidos en nuestra propia casa.
Dime si no lo hicimos todo para que los otros vieran en el frío beso el calor del deseo.
Dime si no ignoraste la desesperanza de mis ojos cada vez que te fingía un "te amo".
Dime si esto no fue nada más que un juego, una ronda fractal que empezamos cuando chicos y nos ha tenido toda la vida dando vueltas en torno a los sueños. Grita ¡detente! ahora que sientes el mareo de la incertidumbre, cuando todo pasa rápido y pareciera que el mundo entero se revela, y los árboles y los edificios y las nubes y las montañas colapsan en lineas borrosas de movimiento acelerado, y te pierdes, y te caes, y te ríes, todo esto tomados de la mano, uno al frente del otro, inevitablemente viéndonos, imparables, por inercia o amor: da lo mismo.

3 comentarios:

Viddeara dijo...

Y mientras fingía, el mundo se colocaba a sus pies, rindiéndole homenaje al sentimiento perdido.
Saludos.

Pablofe dijo...

A veces se confunden, o vienen juntos.

De paso dijo...

Odio el final. Sólo porque ahí te das cuenta de cuánto pudiste modificar si no hubieses estado cegadísimo por el enrarecido contexto.

Después es bello. Porque asumes que quizás jamás habrías podido verlo sino te alejabas primero. Y ahí te sientes inmenso por ser capaz de soltar para volver a vivir. O soltar para retomar más limpio, más bello.

O sea... las posibilidades se vuelven reales.