28.2.06

Búsqueda.

¿Qué buscamos?, que en un instante cualquiera me mires de entre toda tu persona y me digas algo que no tenga nada que ver con el amor, algo simple, cotidiano, y que yo tenga la valentía de, al ver tus ojos brillando, aceptar la simpleza de la unión, y que mi respuesta no sea un beso ni alguna palabra mil veces repetida, sino una frase meramente informativa. Busco que los dos veamos y nos riamos a carcajadas de toda nuestra búsqueda, porque finalmente encontramos allí en la brisa de la cotidianidad lo que significa nuestro amor.

25.2.06

Inercia

Dime si no fue inevitable que hoy nos encontremos perdidos en nuestra propia casa.
Dime si no lo hicimos todo para que los otros vieran en el frío beso el calor del deseo.
Dime si no ignoraste la desesperanza de mis ojos cada vez que te fingía un "te amo".
Dime si esto no fue nada más que un juego, una ronda fractal que empezamos cuando chicos y nos ha tenido toda la vida dando vueltas en torno a los sueños. Grita ¡detente! ahora que sientes el mareo de la incertidumbre, cuando todo pasa rápido y pareciera que el mundo entero se revela, y los árboles y los edificios y las nubes y las montañas colapsan en lineas borrosas de movimiento acelerado, y te pierdes, y te caes, y te ríes, todo esto tomados de la mano, uno al frente del otro, inevitablemente viéndonos, imparables, por inercia o amor: da lo mismo.

19.2.06

Amor postmoderno.

Un amor de instantes. A él le gustó la cara inocente, el pelo crespo casi sin peinar cayendo a los hombros. Ella se fijo que su mirada no era tímida, que iba dirigida a sus ojos. Se enamoraron por palabras que buscaban en el vacío un amor de situación, un encanto de casualidades. Se acariciaban sin pausas, para callar al silencio, e inventaban complicados juegos de amor para que esas sonrisas sin sentido en los días aburridos llevaran intenciones ocultas que los dos se atrevieran a intuir. Así juntos construyeron una historia que fechaba sólo besos y saludos, a la cual se dedicaban, en sus ratos juntos, a comentar y mentirla, y llenarla de recuerdos cada ves más exagerados y distantes. Imaginaron el futuro lleno de obstáculos, porque el tiempo incierto les presentaba la posibilidad de un definitivo encuentro, un momento que ambos temieron el resto de su tiempo juntos, cuando al fin se encontraran afuera del ambiente fortuito que creó ese primer encuentro, y tuvieran que empezar a desentrañar al desconocido con que ya han inventado gran parte de sus vidas.

12.2.06

Campo de batalla.

Sobre las tierras húmedas una silueta de pieles, ropaje teñido de hojas y barros y sangre, mezclándose con las aguas que caen.

Las balas calan el alma, van cubriendo a los rostros de dolor. A las semanas adentro sólo quedan desfigurados, hombres sin mirada, dándose cuenta de que hay dos opciones: morir aquí, rápido, o vivir el resto de la vida con el saco de almas a cuesta. Es que cuando se mata, la pena es tener que llevar el alma del muerto, tener que vivir con esa última mirada, ese último ademán de vida. Los hombres que intentan escapar y corren caen arrodillados, y mueren sumergiendo su boca en el lodo. Los hombres que van al ataque, mueren tendidos mirando el cielo. Ese último grito, de dolor o de rabia, no dice lo que expresa, es en realidad un susurro a las cuerdas del destino, la última formal queja de una vida de pasiones, de una vida de amor. Pero el viento viaja, no oye, sólo barre los humos de la pólvora, indiferente.

Sobre las tierras húmedas una silueta de pieles, ropaje teñido de hojas y barros y sangre, mezclándose con las aguas que caen. Las aguas todavía caen.

9.2.06

Búsqueda.

Vivir es buscarse, es intentar explicar por un segundo la idea inconcebible del existir...
He mirado espejos por largo tiempo, y sólo he encontrado juegos de luces.
Escribo para mostrarme en palabras, pero las palabras nunca dicen lo que se quiere.
De pronto un buen libro me descubre, pero se oculta y desdice: es la obra de otro hombre.
La música toca mi alma, me eleva, nunca lo suficiente como para observarme.
Contemplo la naturaleza con honestidad, para encontrar todo lo que no soy, pero su dimensión es infinita, y mi tiempo limitado.
Conjeturo, razono, investigo, y veo sin esperanzas cómo crecen los círculos de lo desconocido.
En el rostro de mi amigo busco, solo para enterarme de que él también lo intenta.
En los ojos del amor intento verme, pero no ha habido mirada ni palabra que me desnude por completo, ¿es que no he amado?.
Creo que existe aquello capás de mostrarme entero, que en alguna parte me encuentro, pero también estoy seguro de que yo mismo proyecto la sombra que me oculta. Quizás morir es encontrarse.

6.2.06

Muerte de hoja.

Busco la muerte de la hoja: secar mi vieja vida y caer a la primera brisa de viejos tiempos. Viajaré, para perder mis pies en tierra húmeda, para manchar mis manos con pieles y encontrar aquél lejano río en donde ahogar los futuros. Espero no dejar huella alguna; no decir mucho, que me vean pocos, y vivir oculto entre las sombras de lo virgen. Quizás, por allí, me sentaré a observar, lo más trivial, aquello que no admite pregunta, porque en eso espero hallaré las respuestas. Busco escuchar al fin el suave vuelo que corta los cielos, y ver en todo la bella danza que se dibuja en el instante. Piedras, metal fundido, gritos de humo, atrás, atrás al fin, cediendo espacio a ella y todos sus mantos. Viajar y viajar, y sentir la libertad de la vida, desnudar al fin los tiempos y, al borde de un abismo no catalogado, a todos los nortes gritar "¡invítame a morir!".